Bueno, pues por petición popular y porque yo misma me veo repitiendo las mismas cosas una y otra vez, aquí va este post, que seguro que será muy bien recibido. O eso espero.

Una de las consultas más habituales que recibo por mail es: ¿cómo funcionan las mesas dulces? ¿te ocupas de todo? ¿lo llevas al sitio? ¿qué incluye? etc…

 

Foto: Andrea Ferrara

 

Pues voy a intentar dar respuesta a todas estas preguntas y algunas más. Vamos allá…

 

Mesa dulce, candy bar o buffet de postres.

Empecemos por el principio, y es saber qué es exactamente de lo que estamos hablando. Normalmente la gente usa candy bar o mesa dulce indistintamente, pero no es exactamente lo mismo. Una  mesa dulce está más cerca de la definición de un buffet de postres que de una candy bar. Una candy bar normalmente se compone únicamente de chucherías y chocolates. Mientras que la mesa o buffet, si bien puede llevar también chuches, suele tener muchos más postres y más elaboración.

A veces he visto publicaciones de gente que ofrece mesas dulces por 100 euros y luego se trata de un rinconcito con una tarta y cuatro tarros de chuches. ¿Es eso ciertamente una mesa dulce? Bueno, podría ser. Es una mesa con cosas dulces sí, pero estaría más cerca de una candy bar. Todo esto lo digo para aclarar nomenclaturas, nada más.

Foto: La Dichosa

 

Qué incluye una mesa dulce.

Una mesa dulce COMPLETA se compone de varias fases y varios trabajos. Creo que es importante que se entienda esto porque si no a la hora de recibir un presupuesto, la gente puede extrañarse a la hora de ver una u otra cantidad. Así que voy a intentar aclararlo:

  • Diseño e idea. Lo primero sería «idear» esa mesa. Cuál es el tema, cómo es el estilo, dónde va a ir, cómo es la mesa y el lugar, cuál es el evento, quién la va a comer, para cuántas personas y un largo etc. Normalmente cuando recibo un mail pidiendo un presupuesto la única información que me dan es que es para una mesa dulce para 25 o que es una mesa dulce para un bautizo. Pero para poder dar un precio primero se tiene que haber pensado cómo va a ser esa mesa y qué elementos va a tener para poder ser lo más fiable posible. Y eso lleva su tiempo. A veces es algo simple porque el cliente tiene una referencia muy clara en la cabeza, o quiere algo muy parecido a una mesa que ya he hecho antes. Otras no tanto, porque esperan que les aportes y les guíes hasta conseguir aquello que les entusiasme. El pasado mes de julio monté una mesa dulce para una pareja genial. Me dijeron que lo hicieron conmigo porque fui la única que les propuso algo diferente y distinto, que ellos no sabían lo que querían hasta que lo vieron y se enamoraron. Eso, es parte fundamental del proceso.

 

Foto: Jose Pleguezuelos

 

  • Elaboración de dulces. En muchas ocasiones es lo único en lo que piensa la gente cuando me piden un presupuesto. Que si la mesa la compone una tarta, 20 galletas y 20 cupcakes (por ejemplo) pues que le tienes que cobrar una tarta, 20 galletas y 20 cupcakes, y ya está. Pues no. Si la mesa se piensa, se cocina, se monta y se decora, hay más partidas a tener en cuenta. Ahora bien, si la mesa la idea, la decora, la piensa y la monta el cliente, y se encarga el cliente de venir a buscar los dulces, entonces yo sí que voy a cobrar solo una tarta, 20 galletas y 20 cupcakes. Lo justo, justo es. Muchos clientes han venido con la idea de que lo hiciera todo pero luego han visto que el presupuesto que habían pensado era otro, o que se veían ellos capaces de montar la mesa, o simplemente les hacía ilusión hacerlo ellos y hemos quedado así, y tan amigos. Es por eso que cuando se da un presupuesto lo ideal es que se detalle lo máximo posible, para que el cliente luego pueda valorar. También es verdad que si la mesa presupuestada en un inicio tiene muchos dulces y muy diversos, los precios de ajustan a un precio «pack». Pero si al final solo es una tarta y 5 galletas, posiblemente ese precio por unidad variará. Al final como en cualquier negocio cuando más alto es el volumen, más bajo será el precio unitario.

 

Foto: Juanlu Rojano

 

  • Recipientes, bandejas, tarros, stands, cajas y demás. Cuando ves una mesa dulce que llama la atención y que es bonita, es porque todas las cositas ricas que hay en ella están expuestas o presentadas en una manera concreta, sin bandejas de cartón con blonda. A lo largo de los meses la gente que montamos mesas vamos acumulando una serie de cacharros y menaje varios que una persona no suele tener en su casa. Eso supone un gasto grande. Un gasto además que se ve acrecentado porque cada vez que llevas algo a un evento, pasa algo. O se pierde, o se rompe, o viene sucio… Así que aunque en tu evento quieras poner solo 4 tarros con chuches, lo más seguro es que quieras que esos tarros sean bonitos. Y seguramente tú no tienes esos tarros, y los vas a tener que comprar o alquilar. El hecho que yo los tenga ya va a hacer que te los pueda ofrecer a un precio más competitivo.

 

Foto: Wedding’s Art

 

  • Decoración específica para esa mesa, cartelería y flores. Una de las cosas que hace que una mesa sea más espectacular o menos, es la cantidad de detalle que tenga. Y eso se nota. Imprimir una lona o hacer un fondo con madera y flores para esa mesa es un coste considerable. Que la mesa tenga ramos de flores, velas, o cualquier detalle comprado para esa mesa en concreto es un coste más a tener en cuenta. Una vez más aquí también hay opciones. Si, por ejemplo, es una mesa dulce para una boda en la que se ha contratado un servicio de wedding planner, esto es algo de lo que se puede ocupar ella. Si la novia es muy manitas, a veces llegamos a un acuerdo y una vez ideada la mesa ella se encarga de hacer o de buscar las cosas que le hace ilusión que tenga su mesa. O de las flores se puede encargar la misma florista que se encargue del resto del evento (de hecho, esto es lo ideal). Pero, sea como sea, estos detalles que marcan la diferencia van a suponer un dinero. Lo que no se puede pretender es ofrecer mesas dulces por 100 euros (como yo he visto) en donde se ponga una imagen con flores, velas, candelabros y dulces, y que luego aclares que solo los dulces son 100 euros, que del resto no te ocupas. Eso no es así.

 

Foto: La Capsa de les Fotos

  • Desechables. Esto es algo que normalmente tampoco se piensa y, sobre todo en las mesas infantiles, hay que tener en cuenta. Todo lo que sean vasos, servilletas, cucharillas, cajitas para las chuches, etc… vale dinero. Y cuando más monos son, más dinero vale. También ahí es justo dar la opción al cliente. Yo me puedo encargar o te puedes encargar tú de comprarlo, aunque luego lo monte yo. Claro, es mejor que una misma persona se encargue de todo porque tiene la visión global de la mesa en su cabeza, pero al final, se trata de dar opciones. Y ya no es solo comprarlo. Es idear la manera de ponerlo mono en la mesa también. Coger cucharillas de madera, ponerle una tira de washi tape, envolver esa cucharita con una servilleta y poner un lacito, supone tiempo. Mucho tiempo. Y no sólo tiempo de manipulado, tiempo también de buscarlo y de comprarlo.

  • Alquiler de mobiliario específico. En muchas ocasiones el sitio donde vas o no tiene mesas, o las mesas que tiene no te gustan, o tienes en la cabeza que quieres algo concreto, como un carrito vintage o una cómoda antigua. Entonces esa pieza de mobiliario se tiene que alquilar, llevar al sitio del evento y luego ser recogida.

 

Foto: Say Cute!

 

  • Desplazamiento y montaje. Esta suele ser otra partida olvidada. Y una de las partidas que a mí más me cuesta presupuestar. De hecho, hasta hace poco mi tarifa era una, y para los últimes eventos la he empezado a cambiar un poco. Volvemos a lo que hemos dicho mil veces. Cuánto cobra un mecánico o un técnico de la lavadora por hora. Y cuanto tardas en ir a un sitio a varios kilómetros de distancia, en día festivo normalmente, pasarte horas montando, y luego volver. Yo es una partida que ajusto al máximo, pero soy consciente que si no somos nosotras las que hacemos valorar nuestro tiempo, ¿quién lo hará?

 

Foto: Juanlu Rojano

 

  • Desmontaje y recogida. Pues también hay que contemplarlo. Aquí doy también la opción de que sean los novios o la gente que celebra el evento los que recojan y me devuelvan las cosas sin coste. Pero si no, es un tiempo que hay que contemplar y un precio que se debe prever.

 

Todo esto suponiendo que no tengas gastos imprevistos como que se te rompa el coche a mitad camino, que en el hotel donde vayas a montar la mesa no te dejen aparcar el coche y tengas que pagar parking (sí, me ha pasado) o necesites contratar a una ayudante para que te dé tiempo a tenerlo todo listo. Además de los gastos fijos que puedas tener de alquiler, impuestos, luz, agua y un largo etcétera…

 

Foto: Visual Foto

 

En ocasiones, además, a parte de idear y montar la mesa, también piensas más allá en la fiesta o la boda en global, haciendo no solamente de repostera sino de wedding o party planner también, coordinando el resto de los colaboradores que formen parte del evento.

 

Foto: Noherma Photography

 

Todo esto no quiere decir que una mesa dulce cueste un dineral. No tiene por qué. Pero lo que sí quiere decir es que ambos bandos deben ser conscientes de lo que se pide y de lo que se va a obtener, ya que, de no ser así, puede haber bastantes decepciones.

Hace poco alguien me comentaba que una persona en su pueblo hacía mesas dulces por 100 euros. Alguien que trabaja desde su casa, sin estar dada de alta en la Seguridad Social, sin estar en la base de Registro Sanitario, quien, además, se oferta con fotos de trabajos que no son suyos. Si la foto que ofreces para publicitar una mesa dulce por 100 euros tiene dos centros florales que ya valen 100 euros, algo no cuadra.

No, hacer una mesa dulce no se trata de poner 4 tarros de chuches en un rincón. Se trata de más, mucho más. Se trata de crear un espacio único que enamore, en el que los dulces entren por la vista y que se acople al lugar y al motivo del evento. Es crear, si me permitís la expresión, un poquito de magia visual.