Usar pizarra en repostería, en bodas, en decoración, viene siendo algo muy presente desde hace tiempo. Quién me hubiera dicho a mí que algo tan asociado a mi vida de escolar, acabaría siendo un elemento tan chic. Y es que todo se reinventa.
Todavía me acuerdo yo de don Rodrigo, mi maestro de mates y ciencias naturales cuando gritaba «Ramón, al encerado». Claro yo como era empollona, pues no lo pasaba mal porque me lo sabía todo… Lo pasaba mal por el hecho de que me llamara «Ramón». No molaba nada.
Pero bueno, que me desvío. Cuando hice el pedido a Fiesta Fácil y me llegó este topper maravilloso de pizarra, quedé maravillada. Como un topper tan sencillo puede convertir una naked cake en una tarta de boda rústica especial. O en una tarta para la celebración de un 40 cumpleaños y que sean los hijos del cumpleañero los que escriban algo bonito en el topper. Me encanta. Del todo.
Pero no solamente como elemento decorativo, sino como parte del diseño de la tarta en sí. El efecto pizarra es muy fácil de hacer y queda resultón a tope. Al final solamente necesitas fondant negro, azúcar glass para darle la textura de tiza borrada, pintura comestible blanca (o del color que quieras) y un pincelito. Y ya tenemos un bonito efecto pizarra como las que os enseño a continuación.
Hay gente que no le acaba de gustar porque considera que las tartas quedan demasiado oscuras y apagadas, por eso a mí me gusta combinarlo con diseños coloristas y divertidos. Por ejemplo, el diseño de arriba, era para una chica que cumplía 18 años y que adora a su perro. El de abajo, para una chica de 18 también que su madre describía como «boho chic».
Un mismo recurso, pero dos tartas muy distintas.
Y precisamente ahí está la gracia. En ser capaces de crear y diseñar tartas distintas para cada ocasión.
¡Me encantan las tartas de pizarra! Y el otro día vi en no sé donde un vídeo sobre cómo hacer tizas con Candy Melts, y es que la gente se las sabe todas para complicarse menos la vida. ¡Jeje!
Siiii! Es muy guay!!!