Mi abuela y mi tía abuela tenían unas vajillas preciosas, de esas que te regalaban antes cuando te casabas, piezas maravillosas que formaban parte del ajuar. Durante años han formado parte de mi vida. Primero de niña cuando iba a su casa y solo en las ocasiones especiales se usaba la vajilla. Y luego ya de más mayor, en casa de mi madre. Piezas como estas pasan de generación a generación como parte de una herencia….
Por eso cuando Betsaida de The Experialist que me enseñó la inspiración para esta boda, tuve claro desde un principio que tenía que ir a casa de mi madre a rapiñar con todo lo que encontrara. Platos, bandejas, tapetes de ganchillo, candelabros de plata y cristal, juegos de café con detalles dorados… Todo iba a formar parte de esta mesa exquisita. Una decoración vintage y exquisita que cuadraba perfectamente con la sala del Ayuntamiento del Poble Espanyol.
Si a eso le sumamos este mueble maravilloso que Diogen Studio restauró y pintó para la ocasión, y las flores de Flowercap, ya tenemos la mesa ideal.
Todos los dulces de la mesa tenían la misma paleta cromática, desde la tarta hasta los cakepops, pasando por los macarons. Intentamos además que el encaje fuera un elemento predominante en la mesa, y por eso las galletas tenían un diseño así de bonito.
La tarta, toda real, sirvió para dar de comer a los 130 invitados de la boda. Las flores decorativas eran frescas, tal y como la novia quería, a conjunto del resto de la decoración floral.
Las fotos, de Martina Zancan, captan con todo lujo de detalle esta mesa exquisita.
Espero que os guste tanto como a mí.
Deja tu comentario