Katia tenía clarísimo que quería tener una mesa dulce bonita en su boda, que, sobre todo, le entrara en presupuesto. Ella mismo preparó gran parte de la decoración pero sabía que no se podía encargar de la mesa dulce porque logísticamente no era posible. Quedamos, me dijo lo que quería y hablamos a ver cómo podíamos hacer para que que fuera bonito pero que no fuera disparatado de precio. Y creo que lo conseguimos.
El Espacio Sol y Vida es un sitio precioso en mitad de la montaña de Collserola. Cuesta creer que esté tan cerquita de Barcelona, porque estando allí te sientes muy lejos de toda civilización. Solo las luces de fondo te llegan a recordar que Barcelona está ahí cerca, porque el resto es pura naturaleza.
Allí montamos la mesa. En el jardín, debajo de dos árboles, que Katia había decorado con unas guirnaldas de grullas japonesas que ella misma había hecho y que quedaba precioso.
Katia es japonesa-alemana, y Vincent italo-francés. Así que en su mesa dulce había pinceladas que recordaba sus culturas. Brownies y macarons de té verde, ecláirs de chocolate y rosas, merengue italiano… Una mesa llena de contrastes, fruta y frutos secos, higos, nueces y castañas.
Una mesa dulce preciosa que fotografiaron así de bien y con todo lujo de detalle los chicos de Visual Foto.
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